Quedan sólo tres días para que el sueño olímpico de Madrid 2016 se haga realidad o, por contra, se desvanezca del todo. Todo el país está pendiente de lo que el viernes ocurra en Copenhague, donde se augura una de las votaciones más igualadas de la historia para elegir la ciudad que organizará los Juegos de 2016. Cualquier detalle puede ser definitivo para decantar la balanza de un lado u otro. Por eso, la presencia de Barack Obama en tierras danesas es la peor de las noticias para la candidatura de Madrid.

Por primera vez en la historia, un presidente de Estados Unidos va a defender una candidatura olímpica. Y resulta evidente que si Obama viaja a Copenhague es porque Chicago cuenta con muchas opciones de ganar la votación. ¿O alguien se imagina otro escenario posible? Lo que cabría preguntarse es si este cambio de opinión del máximo dirigente estadounidense obedece a cierta información privilegiada que pueda tener entre manos.

La confirmada presencia de Obama por parte de la Casa Blanca puede ser el espaldarazo definitivo para Chicago 2016, aunque Ruiz-Gallardón acogió la noticia con relativa tranquilidad: “Le dará más emoción”. El optimismo en la candidatura de Madrid corre como la pólvora y ni la llegada del presidente de Estados Unidos ha conseguido cambiar el semblante de la expedición, lo que nos congratula.

Nadie podrá negar que los Juegos son un magnífico escaparate mundial, tanto deportivo como político. No hay más que ver que en Copenhague se van a dar cita el Rey Don Juan Carlos, Barack Obama, Lula da Silva y Yukio Hatoyama, el primer ministro japonés, para defender los proyectos de Madrid, Chicago, Río de Janeiro y Tokio, respectivamente. Todo esto evidencia que la política jugará un papel más que relevante en la decisión final.

Enlace | Obama en Copenhague


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